Notas Adicionales
Buenos Aires: El 64% de las denuncias en la ciudad corresponden a clínicas privadas.
Medicina privada: El negocio a costa del parto no respetado
A pesar de contar con el respaldo de la ley de Parto Humanizado, hay clínicas y hospitales que siguen ejerciendo este tipo de agresión.
De las tantas formas de violencia y discriminación que sufren las mujeres, la violencia obstétrica es, quizás, una de las más invisibilizadas y naturalizadas. Tanto es así, que muchas embarazadas no siempre la reconocen como tal por la falta de información que hay sobre el tema.
La violencia obstétrica no sólo es la agresión física, sino también negar información, recibir maltratos verbales, practicar cesáreas innecesarias, abusar de la medicalización y no contar con los recursos físicos y humanos para atender a la madre.
Las madres entran a la clínica para dar a luz, pero se encuentran con un oscuro camino por recorrer. La violencia de este estilo no discrimina a estratos sociales ni a zonas geográficas, puede sufrirlo una mujer sin cobertura en un hospital público o una adolescente con prepaga en una clínica privada. Tal cual afirma Jorge Mosquera, jefe de asesores de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (CONSAVIG), "cuesta que intervenga el Ministerio de Salud como mecanismo de control".
CONSAVIG, junto con la Defensoría del Pueblo, llevan un registro en el que tienen categorizados los distintos tipos de maltrato que sufren las madres al momento de parir. Los que más se repiten son: la agresión verbal, la falta de información y, fundamentalmente, las cesáreas injustificables. "Hay casos muy evidentes de profesionales que directamente agendan la cesárea como si agendaran un partido de paddle con un amigo", aseguró Mosquera.
Ante esta situación de cesáreas injustificables, Mosquera explicó que "se juntan varios factores. Uno es que a los que integran el sistema de salud les cuesta no intervenir en el parto, cuando la idea es que intervengan lo menos posible y que dejen a la mujer que curse su tiempo fisiológico, y el otro es el negocio de la medicina porque a determinados centros de salud, sobre todo de la medicina privada, no les es rentable esperar 8 o 9 hs".
Al ingresar a la página de la Defensoría del Pueblo, otro de los sitios en los que se pueden realizar este tipo de denuncias junto con el INADI, se puede visualizar que la mayoría de las denuncias son hacia las clínicas privadas. Sin embargo, no hay difusión ni información sobre antecedentes o bien, sanciones que les hayan aplicado. "Cuesta que las áreas de salud de cada jurisdicción intervengan en casos de clínicas privadas. Si bien no debería ser así, lo concreto es que los Ministerios de Salud, tanto los provinciales como los de la Ciudad de Buenos Aires o de la Nación, tienen mucha dificultad para poder constituirse como un organismo de control ante las autoridades de las clínicas privadas", nos mencionó.
Sanciones
Entonces, hay procesos y cuestiones burocráticas que intervienen al momento de denunciar, pero ¿Qué pasa con los responsables que ejercen este tipo de violencia? "Las sanciones fue un debate que tuvimos y que sigue, la Defensoría del Pueblo piensa que la violencia obstétrica debería incluirse como un delito en el código penal, desde CONSAVIG no compartimos esa idea porque entendemos que es una contradicción que el mismo Estado que en las facultades no incluye en su currículo los temas de violencia contra las mujeres, ni el concepto de violencia obstétrica, después te sancione", explicó Jorge.
No obstante, comenta que ya hay sanciones previstas en la Ley de Ejercicio de la Medicina, éstas son: apercibimiento, multas económicas y, en casos extremos, clausuras de forma preventiva o indefinida y suspensión de matrícula.
Ahora bien, las sanciones están determinadas, pero no todas las denuncias en establecimientos privados se resuelven en tiempo y forma, y es ahí donde vuelve a remarcar el papel de los Ministerios de Salud de cada provincia porque son ellos los que tienen que sancionar y hacer cumplir cuando corresponda. "Hay que tener en cuenta que quienes son autoridades de los Ministerios de Salud también pertenecen al sistema médico hegemónico", explicó Jorge.
Entre todos los establecimientos de salud privados, CONSAVIG registró que las que más denuncias tenían eran de la clínica Bazterrica y el Sanatorio Mater Dei. "La violencia obstétrica no discrimina a clases sociales, como sociedad pensamos que el hecho de que una mujer esté tirada en el pasillo después de parir le sucede a una mujer de las clases populares en hospitales públicos, pero no es así", resalta Jorge.
Dinero no falta y recursos tampoco. Estado, prepagas, obras sociales, clínicas, forman parte de un "negocio de la medicina integrado por profesionales y autoridades que, si bien discursivamente coinciden en la necesidad y promueven políticas preventivas, cuando llega el momento de tener que decidir algún tipo de sanción, juegan un papel corporativo", concluye Mosquera.